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Hermógenes: el ángel vengador

Actualizado: 5 ago 2021




Hermógenes Maza, un digno representante de la nobleza criolla en el virreinato de La Nueva Granada, era un joven educado, apuesto, inteligente, decidido. Tenía las cualidades suficientes para llegar a ser un distinguido vasallo de la corona española.

Pero desdeñó el futuro próspero que le ofrecía la Colonia y decidió luchar por la liberación de América. Se enroló en el ejército revolucionario con un afán romántico y una entrega total, convencido de que pelear por la independencia era su verdadera razón de ser.

No obstante, la crueldad de la guerra, los infortunios y la ingratitud de sus coterráneos le transformaron. De aquel muchacho refinado y visionario solo quedó un hombre abatido, que lo perdió casi todo, menos su amor por la libertad.

Maza, desde el punto de vista literario, es un personaje con un arco perfecto. La transformación que sufre a lo largo de su existencia merece ser novelada. Es tan evidente y colorida que la ficción y la realidad se mezclan de manera mágica, como si transcurriese en una dimensión singular donde la fantasía y la certidumbre hiciesen parte de una misma cosa.

Además, Y quizás debido a la citada dualidad entre la fábula y lo cierto, en el imaginario colectivo se sembró la noción de un Hermógenes Maza palurdo y asocial. De su recuerdo quedó a duras penas una desacertada colección de chistes malos y anécdotas grotescas. Quizás algunas ciertas, otras deformadas y muchas atribuidas a él por el simple hecho de ser groseras. En mi época de colegio, por ejemplo, los chistes de Maza eran corrientes, y entre más escatológicos, mejor. Pero en las nuevas generaciones ya ni siquiera se mencionan. El nombre del prócer se difumina y se pierde en las brumas del pasado.

Es injusto que el tiempo termine devorando el recuerdo del héroe. De ahí que mi nueva novela, Hermógenes: el ángel vengador, pretenda de alguna manera desempolvar su figura y rescatarla del olvido.

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